Las relaciones íntimas entre compañeros de trabajo son un fenómeno cada vez más recurrente. Esto puede deberse a que, en México, los hábitos sociales de los ejecutivos jóvenes han cambiado de manera sustancial. Cada vez más mujeres trabajan ocupando puestos de mayor estatus y, a causa de la creciente necesidad de ser competitivo y realizar estudios de posgrado, ellas y ellos retrasan la edad para casarse.
Si a esto sumamos las jornadas laborales de más de 45 horas a la semana, fiestas y comidas de empresa, cursos de capacitación, viajes frecuentes –que obligan a compartir mucho tiempo con los compañeros, a la vez que dejan poco tiempo para buscar pareja–, la oficina se convierte en la mejor oportunidad para “ligar”.
El tema es controversial porque, mientras muchos expertos en recursos humanos están en contra de los romances en la oficina, alegando los diversos inconvenientes que traen consigo, otros defienden que los empleados siguen siendo personas con sentimientos y emociones, por lo que este tipo de relaciones son inevitables y no tiene sentido restringir una situación que ocurre a diario en las organizaciones.
Respetar la vida privada
De acuerdo con una encuesta realizada entre 617 compañías trasnacionales por la Society for Human Resource Management, 72% de ellas carece de una política definida que prohíba relacionarse sentimentalmente con alguien de la oficina; otro 14% sostiene que, si bien no tiene una política escrita, sí se preocupa por crear un ambiente que las desaliente, y solo 12% se opone a los romances entre compañeros laborales.
En México, los directivos suelen mostrarse renuentes a permitir las relaciones amorosas de todo tipo al interior de sus filas, aunque no lo reconocen abiertamente. Román Flores García, gerente de Compensación y Administración del Per sonal de Manpower México, considera que “en la cultura e idiosincrasia de los mexicanos, este tema se refiere principalmente a los valores y la moral; por eso, las empresas se niegan a hablar libre y abiertamente de él.”
Además, en una época de reivindicaciones y derechos del personal, el hecho de que una empresa intente rebasar los límites personales involucrándose o regulando la vida privada de sus empleados resulta, cuando menos, políticamente incorrecto. Una solución “es incluir este tema en un reglamento o código de conducta, donde se defina, por ejemplo, que no pueden ingresar a la compañía familiares directos o qué medidas se tomarían si, en un momento dado, dos de sus empleados llegaran a contraer matrimonio. En algunos casos, dichas condiciones aparecen en los códigos de conducta en forma explícita, pero en gran parte de las empresas las reglamentaciones se hacen de una manera muy discreta, llegando a ser hasta poco claras”.
A decir de Alfonso García Acuña, director de Recursos Humanos de Monterrey–New York Life (M-NYL) desde hace 19 años, el hecho de no hacer una alusión directa al asunto “se debe a la precaución que tomamos las organizaciones de no invadir las vidas privadas de los empleados. Aunque en esta empresa no tenemos una política establecida al respecto, sí existe un capítulo sobre el tema en nuestro código de conducta. Cuando vemos esas relaciones entre compañeros, las respetamos, en tanto los involucrados estén en diferente área y no causen conflictos de intereses o interfieran con su trabajo. No obstante, no aprobamos los romances dentro de la empresa y la gente sabe muy bien que aquí viene a trabajar y su vida privada se debe quedar afuera”.
¿Un club social?
En las fiestas de su empresa, Bernard Madoff –el financiero condenado a 150 años de prisión por una estafa piramidal de más de 50,000 millones de dólares– incluía artistas en topless y solía prestar su oficina para los affaires de sus ejecutivos.
Sin llegar a tales excesos, algunas compañías permiten cierto tipo de acercamiento íntimo entre sus empleados, argumentando que los encuentros sexuales ayudan a mejorar la productividad de la empresa y generan mayor camaradería y sentido de equipo, siempre y cuando todo se haga con el consentimiento de ambas partes y no se falte el respeto a los demás.
En este sentido, no podemos soslayar el hecho de que, en esta época, las relaciones entre las personas se han ido erotizando en todos los ámbitos, incluyendo el trabajo; de ahí que, para muchos, la posibilidad de mantener relaciones íntimas con algún co-worker resulta atractiva.
Como muestra circulan en internet numerosos videos donde aparecen parejas teniendo sexo en lugares poco frecuentados de las oficinas, como elevadores, pasillos, baños, escaleras de emergencia, salas de juntas, archivo y demás.
“A lo mejor en empresas de alta tecnología donde existen prácticas de trabajo modernas, esto sí tiene lugar y es menos castigado, opina García Acuña. En cambio, en nuestro tipo de negocio se trata de un asunto delicado porque, más que influir en el ánimo positivo de la gente, los comportamientos van degenerando. Soy un convencido de que la disciplina es un eje para que la productividad y el buen desempeño se afiancen en la empresa. Por muy buen talento que tengas, si la disciplina falla, esto se convierte en un club social, en lugar de un centro de trabajo”.
Remolino de pasiones
A la hora de la comida, Claudia le platicó a Arturo –su marido y compañero de trabajo– que esa mañana había tenido un enfrentamiento con su jefe, quien le gritó y manoteó durante la discusión. Furioso, Arturo se presentó ante el susodicho jefe, exigiéndole cuentas por su conducta. Al calor de la discusión, Arturo lo golpeó.
El experto de Manpower nos cuenta que fue testigo de la escena anterior, por lo cual no es partidario de las relaciones amorosas en el área de trabajo, “debido a la gran cantidad de conflictos que pueden originar, los cuales llegan a afectar la productividad, disciplina, clima laboral empiezan los favoritismos, el trato preferencial, confidencialidad de la información y hasta a obstruir los flujos de la operación”.
Reglamentar las relaciones sentimentales en el ámbito laboral no resulta sencillo. La Ley Federal del Trabajo no establece como causal de despido el hecho de que exista una relación afectiva entre empleados, sean estos de igual o diferente categoría. Por eso, las empresas tratan con pinzas este tema. Eso sí, en la práctica, cuando tales relaciones se dan, suelen existir represalias, llegando hasta la rescisión del contrato, como ocurrió en el caso del marido golpeador y su esposa.
Para el directivo de M-NYL, firma donde 55% del personal es femenino, el clásico problema que subyace cuando conviven parejas en el ámbito laboral “es que si un día existe un conflicto con uno de ellos, en automático lo tenemos con el otro. Las relaciones amorosas generan pasiones”.
Las consecuencias
García Acuña es tajante al asegurar que se trata de un asunto “de educación, de reglas claras y, sobre todo, de contar con un buen sistema de consecuencias. El día que pescas a dos empleados en la escalera en posiciones incómodas, los mandas llamar y les dices ‘esta es una primera llamada; para la segunda, ya saben qué sucede’. Es una tarjeta amarilla, la siguiente será roja”.
Los expertos consultados consideran que conflictos de este tipo pueden ser solucionados con políticas transparentes de supervisión, evaluación de desempeño y ascensos basados en el mérito y conocidos por todos, así como con políticas de control de conflictos de intereses. Sí, al final del día, el enamoramiento nos produce vigilia, excitación, taquicardia, enrojecimiento e insomnio. Pero, según los científicos, dura tan solo tres meses, porque el cuerpo no resiste la elevada carga de la feniletilamina. ¿Estamos dispuestos a perder el trabajo por 90 días con él o con ella?
Escrito por: María Josefa Canal
http://www.altonivel.com.mx/10017-relaciones-amorosas-en-la-oficina-realidad-incomoda.html
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